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Mi viaje

Hoy quiero contarte mi viaje...

…el viaje que empezó hace muchos años y al que le quedan otros tantos.

Mi menarquia llegó en verano. Yo tenía 12 años y lo único que sabía de la menstruación es que era algo que había llegado para fastidiar mi vida. En este momento lo pienso y siento una mezcla de rabia y tristeza porque una niña de esa edad sienta eso. Viví mi menstruación con vergüenza, queriendo esconderla cada vez que llegaba, pensando que era algo sucio y asqueroso y sabiendo que, desde el momento en que llegó, debía de tener mucho cuidado con lo que hacía.

Con 15 años descubrí lo que eran los tampones y que con ellos no se para el verano los días de tu menstruación. Y con los tampones llegó el amor de verano, el chico guapo que venía a veranear al pueblo y por el que todas las chicas suspiraban. ¿Me mira a mí? Esto no puede estar pasando… ni en mis mejores sueños puede estar pasando esto… pero pasa, y es el mejor verano hasta ese momento. Hasta que llega el final de agosto, y con él, la despedida. Que no podía venir sola, no. La maldita regla otra vez presente. No pasa nada, una ducha fría y adiós regla. Otro descubrimiento de ese año, eso no funciona.

Y llegan los 19 años. Pareja estable, hasta las narices de esta regla. ¿Y si probamos la píldora anticonceptiva? Qué gran invento, tengo la regla super regular y escasa, ¿qué puedo hacer que no me venga un mes? ¿Esto que brujería maravillosa es? Y empiezan las infecciones, y las cándidas, y la falta de líbido. Esto ya no me gusta tanto. Y a los 30 le digo adiós. Una de las decisiones más difíciles que he tomado en mi vida. Y la mejor.

Empiezo a conocerme, a descubrirme. Y aprendo sobre las hormonas, sobre mi no menstruación durante tantos años. Aprendo sobre mi ciclicidad y la mujer que realmente soy. Aprendo sobre mis 4 diosas y como me visitan durante unos días cada mes. Y me enamoro de este universo, porque esto no es un mundo, es un universo entero. Y descubro una nueva pasión, que me hace florecer, que me hace volar y recordar que, hace años, me definía como un pájaro en libertad, que solo quiere verlo todo desde arriba y no parar.

Y aquí estoy hoy, andando este camino, viajando por este mundo, haciendo de él mi estilo de vida e intentando que muchas otras mujeres hagan este maravilloso viaje conmigo. 

Si te unes a él, te aviso. Viene con billete de ida. El de vuelta lo tienes disponible para cuando lo quieras, aunque te aseguro que no lo querrás ¿no me crees? Ven y compruébalo por ti misma.